Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, el único templo existente se le conocía como el Templo de Herodes. Jesús a menudo se encontraba en este templo (véase, por ejemplo, Lucas 2:40–49; Mateo 21:10–14).
Después de que los apóstoles de Jesús fueron rechazados y muertos, no hubo más templos en la tierra por siglos. Cuando se restauró el evangelio de Jesucristo a principios de 1800, el Señor nuevamente mandó a Su pueblo edificar templos (véase D. y C. 88:119; véase también la sección 95). Se erigieron los primeros templos de la Iglesia restaurada en Ohio, Illinois y posteriormente en Utah. Actualmente la Iglesia cuenta con 133 templos en funciones por todo el mundo. Sin importar la ubicación o la época, los templos son los lugares más sagrados sobre la tierra ―un lugar donde el cielo y la tierra se encuentran y donde nos sentimos cerca de nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
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